Page 87 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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XV MAS HACIA ARRIBA Y MAS HACIA ADENTRO

       —Han de saber, oh belicosos Reyes —dijo Emeth—, y ustedes, oh Damas, cuya
belleza ilumina el universo, que yo soy Emeth, el séptimo hijo de Harpa Tarkaan de la
ciudad de Tehishbaan, hacia el oeste atravesando el desierto. Vine recientemente a Narnia
con nueve y veinte otros más (sic*) bajo las órdenes de Rishda Tarkaan. Bueno, cuando oí
por primera vez que marcharíamos sobre Narnia, me regocijé: porque había oído muchas
cosas de tu país y deseaba anhelosamente enfrentarme con ustedes en la batalla. Pero
cuando descubrí que iríamos disfrazados de mercaderes (que es un atuendo vergonzoso
para un guerrero y para el hijo de un Tarkaan) y a actuar por medio de mentiras y engaños,
entonces mi alegría me abandonó. Y más que nada cuando supe que deberíamos servir a
un Monicaco; y cuando comenzó a decirse que Tash y Aslan eran uno, entonces el mundo
se oscureció ante mis ojos. Porque desde que era niño siempre serví a Tash y mi gran deseo
era saber más de él y, si fuera posible, mirar su rostro. Pero el nombre de Aslan era odioso
para mí.

       ”Y, como han visto, nos convocaban afuera del cobertizo del techo de paja, noche
tras noche, y encendían la fogata, y el Mono sacaba del cobertizo algo de cuatro patas que
yo no podía ver bien. Y la gente y las Bestias hacían profundas reverencias y le rendían
homenaje. Pero yo pensaba: el Tarkaan está siendo engañado por el Mono; porque esa
cosa que sale del Establo no es ni Tash ni ningún otro dios. Pero cuando observé la cara del
Tarkaan y me fijé en las palabras que le decía al Monicaco, entonces cambié de opinión.
Porque vi que el Tarkaan no creía en eso. Y después comprendí que no creía tampoco en
Tash. Pues si hubiese creído ¿cómo iba a osar burlarse de él?

       ”Cuando entendí esto, una gran ira se apoderó de mí y me asombré de que el
verdadero Tash no derribara de un golpe tanto al Mono como al Tarkaan con fuego del
cielo. No obstante, oculté mi ira y contuve mi lengua y esperé a ver como terminaba. Pero
anoche, como saben algunos de ustedes, el Monicaco no sacó a la cosa amarilla, sino que
dijo que los que quisieran mirar a Tashlan —pues mezclaron las dos palabras para fingir que
eran uno— debían pasar uno por uno dentro del cobertizo. Y yo me dije: sin duda esta es
otra decepción. Pero cuando el Gato entró y salió loco de terror, entonces me dije:
seguramente el verdadero Tash, a quien invocaron sin saber ni creer en él, ha venido entre
nosotros y se tomará su propia venganza. Y aunque mi corazón se había vuelto agua dentro
de mí debido a la grandeza y al terror de Tash, aun así mi deseo fue más fuerte que mi
miedo, y forcé a mis rodillas para obligarlas a no temblar, y a mis dientes para que no
castañetearan, y resolví mirar la cara de Tash, aunque él pudiera matarme. De modo que
me ofrecí para entrar en el cobertizo; y el Tarkaan, aunque contra su voluntad, me lo
permitió.

       ”En cuanto crucé la puerta, la primera sorpresa fue que me encontré a mí mismo
ante la radiante luz del sol (como estamos ahora) a pesar de que el interior del cobertizo
parecía oscuro desde afuera. Pero no tuve tiempo para maravillarme por eso, pues
inmediatamente fui obligado a batirme a muerte con uno de nuestros propios hombres.
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