Page 66 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—Tenemos una larga caminata por delante. Ustedes irán montadas en mi lomo.

   Se agachó y las niñas se instalaron sobre su cálida y dorada piel. Susana iba adelante, agarrada firmemente de la melena del León. Lucía se
acomodóatrásyseaferróaSusana.Conesfuerzo,Aslan selevantó contodasu carga y salió disparado colina abajoy, másrápidodeloqueningún
caballo hubiera podido, se introdujo en la profundidad del bosque.

    Para Lucía y Susana esa cabalgata fue, probablemente, lo más bello que les ocurrió en Narnia. Ustedes, ¿han galopado a
caballoalgunavez?Piensenen ello;luegoquítenleelpesadoruidodelaspezuñasyelretintíndelosarneseseimaginen,encambio,elgalopeblando,
casi sin ruido, de las grandes patas de un león. Después, en lugar del duro lomo gris o negro del caballo, trasládense a la suave
aspereza de la piel dorada y vean la melena que vuela al viento. Luego imaginen que ustedes van dos veces más rápido que el más
veloz de los caballos de carrera. Y, además, éste es un animal que no necesita ser guiado y que jamás se cansa. Él corre y
corre, nunca tropieza, nunca vacila; continúa siempre su camino y, con habilidad perfecta, sortea los troncos de los
árboles, salta los arbustos, las zarzas y los pequeños arroyos, vadea los esteros y nada para cruzar los grandes ríos. Y
ustedes no cabalgan en un camino, ni en un parque ni siquiera en la Tierra, sino a través de Narnia, en primavera, bajo
imponentes avenidas de hayas, y cruzan asoleados claros en medio de bosques de encinas, cubiertos de principio a fin de
orquídeassilvestresyguindosdefloresblancascomolanieve.Ygalopan junto a ruidosas cascadas de agua, rocas cubiertas de musgos
y cavernas en las que resuena el eco; suben laderas con fuertes vientos, cruzan las cumbres de montañas cubiertas de
brezos, corren vertiginosamente a través de ásperas lomas y bajan, y bajan, y bajan otra vez hasta llegar al valle silvestre para
recorrer enormes superficies de flores azules.

    Era cerca del mediodía cuando llegaron hasta un precipicio, frente a un castillo —un castillo que parecía de juguete
desde el lugar en que se encontraban— con una infinidad de torres puntiagudas. El León siguió su carrera hacia abajo, a
una velocidad increíble, que aumentaba cada minuto. Antes que las niñas alcanzaran a preguntarse qué era, estaban ya al
nivel del castillo. Ahora no les pareció de juguete sino, más bien, una fortaleza amenazante que se elevaba frente a ellas.

    No se veía rostro alguno sobre los muros almenados y las rejas estaban firmemente cerradas. Aslan, sin disminuir en
absoluto su paso, corrió directo como una bala hacia el castillo.

    —¡La casa de la Bruja! —gritó—. Ahora, ¡afírmense fuerte, niñas!

    En los momentos que siguieron, el mundo entero pareció girar al revés y las niñas experimentaron una sensación como
si sus espíritus hubieran quedado atrás, porque el León, replegándose sobre sí mismo por un instante para tomar impulso, dio el brinco
más grande de su vida y saltó —ustedes pueden decir que voló, en lugar de saltó— sobre la muralla que rodeaba el castillo.
Las dos niñas, sin respiración pero sanas y salvas en el lomo del León, cayeronalcentrodeunenormepatiollenodeestatuas.

CAPÍTULO 16

LO QUE SUCEDIÓ CON LAS ESTATUAS
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