Page 57 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—¡Ay, Aslan! —susurró Susana al oído del León—. ¿No podemos?... Quiero decir, usted no lo haría, ¿verdad? ¿Podríamos hacer algo
con la Magia Profunda? ¿No hay algo que usted pueda hacer contra esa Magia?

    —¿Trabajar contra la magia del Emperador? —dijo Aslan, dándose vuelta hacia ella con el ceño fruncido.

    Nadie volvió a sugerir nada semejante.

    Edmundo se encontraba al otro lado de Aslan y le miraba siempre a la cara. Se sentía sofocado y se preguntaba si debía
decir algo. Pero un instante después estuvo seguro que no debía hacernada, excepto esperar y actuarde acuerdo con lo que lehabían
dicho.

    —Vayanatrás,todosustedes—dijoAslan—.Quierohablarconla Bruja asolas.

   Todos obedecieron. Fueron momentos terribles..., esperaban y, a la vez, tenían ansias de saber qué estaba pasando. Mientras
tanto,laBrujayelLeónhablabancongranseriedadyenvoz muy baja.

    —¡Oh, Edmundo! —exclamó Lucía y empezó a llorar.

    Pedro se quedó de pie dando la espalda a los demás y mirando el mar en la lejanía. Los castores permanecieron
apoyados en sus garras, con sus cabezas gachas. Los centauros, inquietos, rascaban el suelo con sus pezuñas. Al fin todos
se quedaron tan inmóviles que podían escucharse aun los sonidos más leves, como el zumbido de una abeja que pasó
volando, o los pájaros allá abajo, en el bosque, o el viento que movía suavemente las hojas. La conversación entre Aslan y la Bruja continuaba
todavía...

    Por fin se escuchó la voz de Aslan.

    —Pueden volver —dijo—. He arreglado este asunto. Ella renuncia a reclamar la sangre de Edmundo.

    En la cumbre de la colina se escuchó un ruido como si todos hubieran estado con la respiración contenida y ahora comenzaran
arespirarnuevamente,yluegoelmurmullodeunaconversación.Lospresentes empezaron a acercarsealtrono de Aslan.

    La Bruja ya se daba vuelta para alejarse de allí con una expresión de feroz alegría en el rostro, cuando de pronto se
detuvo y dijo:

    —¿Cómo sabré que la promesa será cumplida?

    —¡Grrrr! —gruñó Aslan, levantándose de su trono. Su boca se abrió más y más grande y el gruñido creció y creció.

    LaBruja,despuésdemirarloporuninstanteconsuslabiosentreabiertos,recogiósuslargasfaldas y corrió para salvar su vida.
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