Page 26 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
P. 26
V COMO LLEGO LA AYUDA PARA EL REY
Pero su aflicción no duró mucho. Casi de inmediato se sintió un porrazo, y luego un
segundo porrazo, y dos niños estaban de pie ante él. El bosque enfrente suyo estaba
completamente vacío un minuto antes y sabía que no habían salido de detrás del árbol,
porque los habría oído. En realidad habían aparecido simplemente de la nada. De una sola
mirada vio que usaban esos vestidos tan raros y deslucidos que tenía la gente de su sueño;
y vio, en una segunda mirada, que eran el niño y la niña más jóvenes del grupo de los siete.
—¡Caracoles! —exclamó el niño—, ¡te quita el aliento todo esto! Pensé que...
—Apúrate y desátalo —dijo la niña—. Ya podremos conversar después. — Luego
añadió, volviéndose hacia Tirian—: Perdona que nos hayamos demorado tanto. Vinimos en
cuanto pudimos.
En tanto que ella hablaba, el niño había sacado un cuchillo de su bolsillo y cortaba
rápidamente las amarras del Rey; demasiado rápidamente, en realidad, pues el Rey estaba
tan rígido y entumecido que cuando cortó la última cuerda cayó de rodillas y se tuvo que
apoyar en las manos. No fue capaz de levantarse de nuevo hasta que hubo recuperado algo
de la vitalidad de sus piernas con una buena fricción.
—¡Oye! —exclamó la niña—. ¿Eras tú, no es cierto, el que se nos apareció la noche
que estábamos cenando? Hace como una semana.
—¿Una semana, hermosa dama? —dijo Tirian—. Mi sueño me condujo a tu mundo
hace escasos diez minutos.
—Es el eterno embrollo con las horas, Pole —dijo el niño.
—Ya recuerdo —dijo Tirian—. Eso también sale en todos los viejos relatos. El tiempo
en tu extraña tierra es diferente del nuestro. Pero hablando de tiempo, es tiempo de que
nos vayamos de aquí, pues mis enemigos están muy cerca. ¿Vendrán conmigo?
—Claro que sí —respondió la niña—. Es a ti a quien hemos venido a ayudar.
Tirian logró ponerse de pie y los guió a toda prisa cerro abajo, hacia el sur, y lejos del
establo. El sabía muy bien a donde quería ir, pero su primer objetivo era llegar a los sitios
rocosos donde no dejarían huellas y el segundo era atravesar algunas aguas para no dejar
rastros. Tardaron cerca de una hora trepando y vadeando y mientras lo hacían nadie tenía
aliento ni para hablar. Pero aun así, Tirian siguió mirando a hurtadillas a sus compañeros. La
maravilla de caminar al lado de criaturas de otro mundo le hacía sentir un tanto mareado;
pero igualmente hacía que todas las viejas historias parecieran mucho más reales de lo que
había creído antes..., ahora podía pasar cualquier cosa.
—Bien —dijo Tirian cuando llegaron a la entrada de un pequeño valle que