Page 9 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—Porsupuesto—dijoLucía,estrechandofuertementesusmanos—.Esperodetodocorazónque usted no tenga problemas por mi
culpa.

   —Adiós, Hija de Eva. ¿Sería posible, tal vez, que yo guarde tu pañuelo como recuerdo?
   —¡Está bien! —exclamó Lucía y echó a correr hacia la luz del día, tan rápido como sus piernas se lo permitieron. Esta vez, en
lugarde sentirelrocedeásperas ramas en su rostroy la nieve crujiente bajo sus pies, palpó los tablones y de inmediato se encontró
saltando fuera del ropero y en medio del mismo cuarto vacío en el que había comenzado toda la aventura. Cerró
cuidadosamente la puerta del guardarropa y miró a su alrededor mientras recuperaba el aliento. Todavía llovía. Pudo escuchar las
voces de los otros niños en el pasillo.
   —¡Estoyaquí!—gritó—.¡Estoyaquí!¡Hevueltoyestoymuybien!

CAPÍTULO 3

EDMUNDO Y EL ROPERO

   Lucíacorriófueradelcuartovacíoyenelpasilloseencontróconlosotrostresniños.—Todo está bien —repitió—. He
   vuelto.
   —¿De qué hablas, Lucía? —preguntó Susana.
   —¡Cómo! —exclamó Lucía asombrada—. ¿No estaban preocupados de mi ausencia? ¿No se han preguntado dónde
estaba yo?
   —Entonces, ¿estabas escondida? —dijo Pedro—. Pobre Lu, ¡se escondió y nadie se dio cuenta! Para otra vez vas a tener que
desaparecerduranteunratomáslargo,siesquequieresque alguien te busquen.
   —Estuve afuera por horas y horas —dijo Lucía.

   —Mal—dijoEdmundo,golpeándoselacabeza—.Muymal.—¿Qué quieres decir,
   Lucía? —preguntó Pedro.
   —Lo que dije —contestó Lucía—. Fue precisamente después del desayuno, cuando entré en el ropero, y he estado
afuera por horas y horas. Tomé té y me han sucedido toda clase de acontecimientos.
   —Noseastonta,Lucía.Hemossalidodeesecuartohaceapenasuninstanteytúestabasallí—replicó Susana.
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