Page 10 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—Ella no se está haciendo la tonta —dijo Pedro—. Está inventando una historia para divertirse, ¿no es verdad, Lucía?

    —No, Pedro. No estoy inventando. El armario es mágico. Adentro hay un bosque, nieve, un Fauno y una Bruja.El lugar se llama Narnia. Vengan a
ver.

    Los demás no sabían qué pensar, pero Lucía estaba tan excitada que la siguieron hasta el cuartosindecirunapalabra.Corrió
haciaelroperoyabriólapuertadeparenpar.

    —¡Ahora! —gritó—. ¡Entren y compruébenlo ustedes mismos!

    —¡Cómo! ¡Eres una gansa! —dijo Susana, después de introducir la cabeza dentro del ropero y apartar los abrigos—. Este es un ropero común y
corriente. Miren, aquí está el fondo.

   Todos miraron, movieron los abrigos y vieron —Lucía también— un armario igual a los demás. No había bosque ni nieve. Sólo
el fondo del ropero y los colgadores. Pedro saltó dentro y golpeó sus puños contra la madera para asegurarse.

    —¡Menuda broma la que nos has gastado, Lu! —exclamó al salir—. Realmente nos sorprendiste, debo reconocerlo.Casite
creímos.

    —Noerabroma.Eraverdad—dijoLucía—.Eraverdad.Todofuediferentehaceuninstante.Les prometo que era cierto.

    —¡Vamos, Lu! —dijo Pedro—. ¡Ya, basta! Estás yendo un poco lejos con tu broma. ¿No te parece que es mejor
terminar aquí?

    Lucía se puso roja y trató de hablar, a pesar que ya no sabía qué estaba tratando de decir. Estalló en llanto.

    Durante los días siguientes ella se sintió muy desdichada. Podría haberse reconciliado fácilmente con los demás niños,
en cualquier momento, si hubiera aceptado que todo había sidosólounabromaparapasareltiempo.Sinembargo,Lucíadecíasiempre
la verdad y sabía que estaba en lo cierto. No podía decir ahora una cosa por otra.

    Los niños, que pensaban que ella había mentido tontamente, la hicieron sentirse muy infeliz. Los dos mayores, sin intención; pero
Edmundo era muy rencoroso y en esta ocasión lo demostró. La molestó incansablemente; a cada momento le preguntaba
si había encontrado otrospaísesenlosaparadoresoenlosotrosarmariosdelacasa.Lopeordetodoeraqueesosdíasfueronmuyentretenidos
para los niños, pero no para Lucía. El tiempo estaba maravilloso; pasaban de la mañana a la noche fuera de la casa, se bañaban,
pescaban, se subían a los árboles, descubrían nidos depájarosy se tendían a la sombra. Lucía no pudo gozar de nada, ylas cosas siguieron así
hasta que llovió nuevamente.

    Ese día, cuando llegó la tarde sin ninguna señal de cambio en el tiempo, decidieron jugar a las escondidas. A Susana le
correspondió primero buscar a los demás. Tan pronto los niños se dispersaron para esconderse, Lucía corrió hasta el
ropero, aunque no pretendía ocultarse allí. Sólo quería dar una mirada dentro de él. Estaba comenzando a dudar si Narnia,
el Fauno y todo lo demás había sido un sueño. La casa era tan grande, complicada y llena de escondites, que pensó que
tendría tiempo suficiente para dar una mirada en el interior del armario y buscar luego cualquier lugar para ocultarse en
otra parte. Pero justo en el momento en que abría la puerta, sintió pasos en el corredor. No le quedó más que saltar dentro del
guardarropa y sujetar la puerta tras ella, sin cerrarla del todo, pues sabía que era muy tonto encerrarse en un armario, incluso si se trataba de un
armario mágico.
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