Page 44 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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Sacó (yo supongo que de una bolsa que guardaba detrás de él, pero nadie vio bien lo que él hacía) una gran bandeja que contenía cinco
tazas con sus platillos, un azucarero, un jarro de cremayunaenormeteterasilbanteehirviente.Entoncesgritó:
—¡Feliz Navidad! ¡Viva el verdadero Rey!
Hizo chasquear su látigo en el aire, y él y los renos desaparecieron de la vista de todos antes que nadie se diera cuenta
de su partida.
Pedro había desenvainado su espada para mostrársela al Castor, cuando la señora Castora dijo:
—Ahora, pues..., no se queden ahí parados, mientras el té se enfría. ¡Todos los hombres son iguales! Vengan y ayuden a traer la
bandeja, aquí, abajo, y tomaremos desayuno. ¡Qué acertadafuialacordarmedetraerelcuchillodelpan!
Descendieronporlahúmedariberayvolvieronalacueva;elCastorcortó elpany eljamónpara unos emparedados y la señora Castora
sirvió el té. Todos se sintieron realmente contentos.Perodemasiadopronto, muchoantesdeloquehubierandeseado, elCastordijo:
—Ya es tiempo para que nos pongamos en marcha. Ahora.
CAPÍTULO 11
ASLAN ESTÁ CERCA
Mientras tanto, Edmundo vivía momentos de gran desilusión. Cuando el Enano salió para preparar el trineo, creyó que
la Bruja se comportaría amablemente con él, igual que en su primerencuentro.Peroellanohabló.PorfinEdmundosearmódevaloryle
dijo:
—Por favor, su Majestad, ¿podría darme algunas Delicias turcas? Usted..., usted..., dijo... —¡Silencio, mentecato!
Luego ella pareció cambiar de idea y dijo como para sí misma:
—Tampoco me servirá de mucho que este rapaz desfallezca en el camino... Golpeó una vez más las manos y otro
Enanoapareció.
—Tráele algo de comer y de beber a esta criatura humana —ordenó.