Page 39 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
P. 39

Entonces desapareció dentro de la casa. Edmundo permaneció inmóvil y esperó con los dedos adoloridos por el frío y el
corazón que martillaba en su pecho. Pronto, el lobo gris, Fenris Ulf, el jefe de la policía secreta de la Bruja, regresó de un salto y le dijo:

    —¡Entra! ¡Entra! Afortunado favorito de la Reina..., o quizás no tan afortunado.
    Edmundo entró con mucho cuidado para no pisar las garras del Lobo. Se encontró en un salón lúgubre y largo, con
muchos pilares. Al igual que el patio estaba lleno de estatuas. La más cercana a la puerta era un pequeño Fauno con una
expresión muy triste, Edmundo no pudo menos que preguntarse si éste no sería el amigo de Lucía. La única luz que había
allí proveníadeunapequeñalámpara,traslacualestabasentadalaBrujaBlanca.
    —Heregresado,suMajestad—dijoEdmundo,adelantándosehacia ella.
    —¿Cómo te atreves a venir solo? —dijo la Bruja con una voz terrible—. ¿No te dije que debías traer a los otros contigo?
    —Por favor, su Majestad —dijo Edmundo—, hice lo que pude. Los he traído hasta muy cerca. Están en la pequeña casa, en lo más alto del dique
sobre el río, con el señor y la señora Castor.

    UnasonrisalentaycruelsedibujóenelrostrodelaBruja.—¿Esas son todas tus
    noticias?
    —No, su Majestad —dijo Edmundo, y le contó todo lo que había escuchado antes de abandonar la casa del Castor.
    —¡Qué! ¿Aslan? —gritó la Reina—. ¿Aslan? ¿Es cierto eso? Si descubro que me has mentido...
    —Por favor..., sólo repito lo que ellos dijeron —tartamudeó Edmundo. Pero la Reina, que ya no lo escuchaba, golpeó las manos. De inmediato
aparecióelmismoEnanoqueEdmundohabíavisto antes con ella.
    —Prepara nuestro trineo —ordenó la Bruja—, y usa los arneses sin campanas.

CAPÍTULO 10

EL HECHIZO COMIENZA A ROMPERSE

   Ahora debemos volver donde el señor y la señora Castor y los otros tres niños. Tan pronto como el Castor dijo: «No hay
tiempo que perder», todos comenzaron a envolverse en sus abrigos, excepto la señora Castora.Ella tomó unos sacosy losdejósobrela
mesa.
   34   35   36   37   38   39   40   41   42   43   44