Page 15 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—¿Y por qué no ahora? —insistió Edmundo.
Su cara se había puesto muy roja, y sus dedos y su boca estaban muy pegajosos. No se veíabuenmozoniparecíainteligente,
aunque la Reina lo dijera.
—¡Ah! Si te llevo ahora a mi casa —dijo ella—, yo no conocería a tu hermano ni a tus hermanas. Realmente quiero que
traigas a tu encantadora familia. Tú serás el Príncipe y, con el tiempo, el Rey; eso está claro. Deberás tener cortesanos y nobles. Yo
haré Duque a tu hermano y Duquesas a tus hermanas.
—No hay nada de especial en ellos —dijo Edmundo—, pero de cualquier forma los puedo traer en el momento que
quiera.
—¡Ah, sí!Perosihoytellevoamicasa,podríasolvidartedeellosporcompleto.Estaríastanfelizquenoquerríasmolestarteenirabuscarlos.No.
Tienesqueiratupaísahorayregresarjunto a mí otro día, pero con ellos, entiéndelobien.Noteservirádenadavolversinellos.
—Pero yo ni siquiera conozco el camino de regreso a mi país —rogó Edmundo. —Es muy fácil. ¿Ves aquel farol? —dijo la
Reina, mientras apuntaba con la varilla.
Edmundomiróenladirecciónindicada.EntoncesvioelmismofarolbajoelcualLucíahabíaconocido al Fauno.
—Derecho, más allá, está el Mundo de los Hombres —continuó la Reina. Luego señaló en dirección opuesta y agregó—:
Dime si ves dos pequeñas colinas que se levantan sobre los árboles.
—Creo que sí —dijo Edmundo.
—Bien, mi casa está entre esas dos colinas. La próxima vez que vengas, sólo tendrás que buscar el farol, y luego caminar hacia
las dos colinas hasta llegar a mi casa. Cuando veas el río, será mejor que lo mantengas a tu derecha... Pero recuerda..., debes traer a tus hermanos.
Meenfurecerédeverdad,tantocomoyopuedoenfurecerme, sivuelvessolo.
—Haré lo que pueda —dijo Edmundo.
—Y, a propósito... —agregó la Reina—, no necesitas hablarles de mí. Será mucho más divertido guardar el secreto entre
nosotros. Les daremos una sorpresa. Sólo tráelos hacia las colinas con cualquier pretexto. A un niño inteligente como tú se le ocurrirá
algunofácilmente.Ycuandolleguesamicasa,podrásdecirles,porejemplo:«Veamosquiénviveaquí»oalgoporelestilo. Estoy segura que eso
será lo mejor. Si tu hermana ya conoce a uno de los Faunos, puede haber oído historias extrañas acerca de mí. Cosas malas
que pueden hacerla sentir temordemí.LosFaunosdicencualquiercosa,¿sabes?Veteahora.
—¡Por favor, por favor! —rogó Edmundo—, ¿puede darme una Delicia turca para comer durante el regreso a casa?
—¡Oh, no! —dijo la Reina con una sonrisa sardónica—. Tendrás que esperar hasta la próxima vez.
Mientras hablaba hizo una señal al Enano para indicarle que se pusiera en marcha. Antes que el trineo se perdiera de vista, la
ReinaagitólamanoparadeciradiósaEdmundo,almismotiempo que gritaba:
—¡Hasta la vista! ¡No te olvides! ¡Vuelve pronto!