Page 55 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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—Bueno, nos moriremos, supongo.
       —Sí, pero quiero decir ¿qué pasará en nuestro mundo? ¿Despertaremos y nos
encontraremos de vuelta en el tren? ¿O desapareceremos sin más y jamás se sabrá de
nosotros? ¿O moriremos en Inglaterra?
       —¡Qué atroz! Nunca pensé en eso.
       —¡Les parecerá tan raro a Pedro y a los demás si nos ven haciéndoles señas desde la
ventana y luego cuando llega el tren, no hay nadie! O si encuentran dos..., quiero decir, si nos
morimos allá en Inglaterra.
       —¡Uf! —exclamó Jill—. Qué idea tan horrorosa.
       —No sería horrorosa para nosotros —contestó Eustaquio—. Nosotros no estaríamos
ahí.
       —Casi me gustaría..., no, no me gustaría; sin embargo... —dijo Jill. —¿Qué
       ibas a decir?
       —Iba a decir que me gustaría que no hubiéramos venido. Pero no me gustaría, no me
gustaría, no me gustaría. Aunque nos maten. Prefiero morir peleando por Narnia que
hacerme vieja y ponerme estúpida en mi casa y tal vez andar en silla de ruedas y terminar
muriéndome igual.
       —¡O morir en un accidente en los ferrocarriles británicos! —¿Por
       qué dices eso?
       —Bueno, cuando sentimos ese espantoso sacudón, el que parece que nos arrojó en
Narnia, pensé que era el comienzo de un accidente de tren. Por eso me alegré tanto de que
en cambio nos encontráramos aquí.
       Mientras Jill y Eustaquio conversaban así, los otros discutían sus planes y empezaban
a sentirse menos abatidos. Era porque ahora iban pensando en lo que debían hacer esa
misma noche y el recuerdo de lo que había pasado en Narnia, el recuerdo de que toda su
gloria y sus alegrías habían terminado, había sido relegado al fondo de sus mentes. En
cuanto dejaran de hablar podría volver otra vez y hacerlos sentirse desdichados
nuevamente; y seguían hablando. En realidad, Poggin estaba muy contento con la labor que
habían de cumplir esa noche. Estaba cierto de que el Jabalí y el Oso, y tal vez todos los
Perros, se pondrían de su parte inmediatamente. Y no podía creer que los demás Enanos
permanecieran fieles a Griffle. Y luchar a la luz del fuego, entrando y saliendo de en medio de
los árboles, sería una ventaja para el bando más débil. Y entonces, si lograban vencer esta
noche ¿era realmente necesario sacrificar sus vidas enfrentando al poderoso ejército
calormene unos días más tarde?
       ¿Por qué no ocultarse en los bosques, o incluso allá en el Yermo del Oeste detrás de la
gran catarata y quedarse viviendo allí como proscritos? Y gradualmente se irían
fortaleciendo, porque las Bestias que Hablan y los archenlandeses se les irían uniendo día a
día. Y al fin saldrían de su escondite y barrerían a los calormenes (que para ese entonces se
habrían vuelto descuidados)
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