Page 19 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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como esclavos al Rey de Calormen.
       —¡No es eso! ¡Callen ese griterío! —exclamó el Mono, con un gruñido—. ¿Quién ha

hablado de esclavitud? No serán esclavos. Se les pagará, y muy buenos salarios. Es decir, la
paga que reciban irá a las arcas de Aslan y él la usará sólo para el bien de todos.

       Luego dio una rápida mirada, casi haciendo un guiño, al calormene jefe. El calormene
hizo una reverencia y contestó en el pomposo estilo calormene:

       —Muy sapiente Portavoz de Aslan, el Tisroc (que viva para siempre) está
absolutamente de acuerdo con Su Señoría respecto a este juicioso plan.

       —¡Ahí tienen! ¡Ya lo ven! —exclamó el Mono—. Está todo arreglado. Y todo para vuestro
propio bien. Nos será posible, con el dinero que ustedes ganen, hacer de Narnia un país
donde valga la pena vivir. Habrá naranjas y plátanos en abundancia, y caminos y grandes
ciudades y escuelas y oficinas y látigos y bozales y monturas y jaulas y perreras y prisiones...
¡Oh, habrá de todo!

       —Pero nosotros no queremos todas esas cosas —dijo un anciano Oso—. Queremos
ser libres. Y queremos escuchar a Aslan hablando en persona.

       —Mira, no empieces a discutir —replicó el Mono—, porque eso es algo que no voy a
tolerar. Soy un Hombre; tú eres sólo un Oso gordo, estúpido y viejo. ¿Qué sabes tú de
libertad? Crees que la libertad significa hacer lo que quieras. Bueno, estás muy equivocado.
Esa no es la verdadera libertad. La verdadera libertad consiste en hacer lo que yo te diga.

       —Grñmmm —gruñó el Oso, rascándose la cabeza; le parecía que esta clase de cosas
era muy difícil de entender.

       —Por favor, por favor —dijo la voz aguda de un lanudo cordero, tan joven que todos
se sorprendieron de que se atreviese a hablar.

       —¿Qué pasa ahora? —dijo el Mono—. Habla rápido.
       —Por favor —continuó el Cordero—, no puedo entender. ¿Qué tenemos que ver
nosotros con los calormenes? Nosotros pertenecemos a Aslan. Ellos pertenecen a Tash.
Tienen un dios llamado Tash. Dicen que tiene cuatro brazos y la cabeza de un buitre. Matan
Hombres ante su altar. Yo no creo que exista un ser como Tash. Pero si lo hubiera, ¿cómo
podría Aslan ser amigo de él?
      Todos los animales ladearon sus cabezas y sus ojos brillantes relampaguearon mirando
al Mono. Sabían que era la mejor pregunta que se había hecho hasta ahora.
       El Mono dio un salto y escupió al Cordero.
       —¡Qué infantil! —silbó—. ¡Tú, tonto balador! Andate a tu casa con tu mamacita a
tomar tu leche. ¿Qué sabes tú de estas cosas? Pero los demás, escuchen. Tash es
simplemente otro nombre de Aslan. Todas esas antiguas ideas de que nosotros estamos en
lo cierto y los calormenes equivocados, es una tontería. Ahora lo sabemos mejor. Los
calormenes usan diferentes palabras, pero todos queremos decir la misma cosa. Tash y
Aslan son sólo dos nombres diferentes para Quién ustedes saben. Es por esa razón por la
cual jamás puede haber una disputa entre ellos. Métanselo en sus cabezas, brutos estúpidos.
Tash es Aslan; Aslan es Tash.
      Tú sabes lo triste que puede ponerse a veces la cara de tu perro. Piensa en eso y piensa
luego en las caras de aquellas Bestias que Hablan —todos aquellos honrados, humildes,
desconcertados pájaros, osos, tejones, conejos, topos y ratones—, muchísimo más tristes
todavía. Todos tenían la cola gacha, los bigotes caídos. Se te habría partido el corazón de
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