Page 46 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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sentaron. Ahora Cándido tiritaba. Alhaja movía la cabeza, desasosegado. Jill miró hacia
arriba.
—Se está nublando —dijo.
—Y hace tanto frío —agregó Cándido.
—¡Demasiado frío, por el León! —exclamó Tirian, soplando sus manos—. Y ¡uf! ¿Qué
olor tan fétido es ése?
—¡Puf! —jadeó Eustaquio—. Huele a cadáver. ¿Habrá por ahí un pájaro muerto en
alguna cacería? ¿Y cómo no nos dimos cuenta antes?
Con gran agitación, Alhaja se puso de un salto en sus cuatro patas y señaló con su
cuerno.
—¡Miren! —gritó—. ¡Mírenlo! ¡Miren, miren! Y entonces los seis lo vieron; y todos los
semblantes expresaron la más profunda consternación.