Page 10 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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¡Cómo se atreven? ¿Y quién se atreve a hacerlo? Por la Melena de Aslan...

       —A-a-ah —musitó la Dríade con voz entrecortada, estremeciéndose de dolor,
estremeciéndose una y otra vez como si estuviese recibiendo repetidos golpes. Y de pronto
cayó hacia un lado, tan súbitamente como si le hubiesen cortado los dos pies. Por un
segundo la vieron muerta tendida sobre el pasto y luego desapareció. Sabían lo que había
sucedido. Su árbol, a kilómetros de distancia, había sido derribado.

       Durante algunos minutos la aflicción y la ira del Rey fueron tan intensas que no fue
capaz de hablar. Luego dijo:

       —Vamos, amigos. Hemos de ir río arriba en búsqueda de los villanos que han hecho
esto, con la mayor prontitud posible. No dejaré uno solo de ellos con vida.

       —Con todo agrado, Señor —dijo Alhaja. Sin
      embargo, Perspicaz advirtió:
       —Señor, sé cauteloso hasta en tu justa cólera. Se avecinan extraños sucesos. Si
hubiera rebeldes armados más allá del valle, nosotros tres somos demasiado pocos para
enfrentarlos. Si quisieras esperar hasta que...
       —No esperaré ni un décimo de segundo —exclamó el Rey—. Mas, en tanto Alhaja y
yo avanzamos, ve en tu más veloz galope a Cair Paravel. Aquí tienes mi anillo que te servirá
de credencial. Reúne una veintena de hombres de armas, todos bien montados, y una
veintena de Perros que Hablan, y diez Enanos (que sean todos avezados arqueros), y un par
de Leopardos, y el Gigante Pedregal. Tráelos a todos ante nosotros lo más rápido que
puedas.
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