Page 73 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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había advertido. «Él estará yendo y viniendo —les había dicho—. Un día ustedes lo verán, y otro, no. No le gusta estar
atado..., y, por supuesto, tiene que atender otros países. Esto es rigurosamente cierto. Aparecerá a menudo. Sólo que ustedes no
deben presionarlo. Es salvaje: ustedes lo saben. No es como un león domesticado y dócil.»

   Y ahora como ustedes vean, esta historia está cerca (pero no enteramente) del final. Los dos Reyes y las dos Reinas de
Narnia gobernaron bien y su reinado fue largo y feliz. En un comienzo, ocuparon la mayor parte de su tiempo en buscar y destruir los
últimos vestigios del ejército de la Bruja Blanca. Y, ciertamente, por un largo período hubo noticias de perversos sucesos furtivos
en los lugares salvajes del bosque...: un fantasma aquí y una matanza allá; un hombre lobo al acecho un mes y el rumor de la aparición
de una bruja, el siguiente. Pero al final toda esa pérfida raza se extinguió. Entonces ellos dictaron buenas leyes,
conservaron la paz, salvaron a los árboles buenos de ser cortados innecesariamente, liberaron a los enanos y a los sátiros
jóvenes de ser enviados a la escuela y, por lo general, detuvieron a los entrometidos y a los aficionados a interferir en todo,
y animaron a la gente común que quería vivir y dejar vivir a los demás. En el norte de Narnia atajaron a los fieros gigantes
(de muy diferente clase que el Gigante Rumblebuffin), cuando se aventuraron a través de la frontera. Establecieron amistad y
alianzaconpaísesmásalládelmar,leshicieronvisitasdeEstadoy,ala vez, recibieron sus visitas.

   Y ellos mismos crecieron y cambiaron con el paso de los años. Pedro llegó a ser un hombrealto y robusto y un gran guerrero, y era llamado Rey
Pedro elMagnífico.Susanaseconvirtióenunaesbeltayagraciadamujer, conuncabellocolorazabachequecaíacasihasta suspies;losReyesdelos
países más allá del mar comenzaron a enviar embajadores para pedir su mano en matrimonio. Era conocida como Reina Susana la
Dulce. Edmundo, un hombre más tranquilo y más solemne que su hermano Pedro, era famoso por sus excelentes consejos
y juicios. Su nombre fue Rey Edmundo el Justo. En cuanto a Lucía, fue siempre una joven alegre y de pelo dorado. Todos los
PríncipesdelavecindadqueríanqueellafuerasuReina,ysupropiagentelallamaba Reina Lucía la Valiente.

   Así, ellos vivían en medio de una gran alegría, y siempre que recordaban su vida en este mundoerasólocomocuandouno
recuerda un sueño.

    Un año sucedió que Tumnus (que ya era un Fauno de mediana edad y comenzaba a engordar) vino río abajo y les trajo
noticias sobre el Ciervo Blanco, que una vez más había aparecido en los alrededores... El Ciervo Blanco que te concedía tus
deseos si lo cazabas. Por eso los dos Reyes y las dos Reinas, junto a los principales miembros de sus cortes, organizaron una cacería con
cuernos y jaurías en los Bosques del Oeste para seguir al Ciervo Blanco. No hacía mucho que había comenzado la cacería
cuando lo divisaron. Y él los hizo correr a gran velocidad por terrenos ásperos y suaves, a través de valles anchos y
angostos, hasta que los caballos de todos los cortesanos quedaron agotados y sólo ellos cuatro pudieron continuar la
persecución. Vieron al ciervo entrar en una espesura en la cual sus caballos no podían seguirlo. Entonces el Rey Pedro dijo (porque ellos
ahora, después de haber sido durante tanto tiempo reyesyreinas,hablaban enunaforma completamentediferente).

    —Honorables parientes, descendamos de nuestros caballos y sigamos a esta bestia en la espesura,porqueentodamividayo
nuncahecazadounapresamásnoble.

    —Señor—dijeronlosotros—,aun asípermítenoshacerlo.

    Desmontaron, ataron sus caballos en los árboles y se internaron a pie en el espeso bosque. Y tan pronto como entraron allí, la Reina Susana dijo:

    —Honorables amigos, aquí hay una gran maravilla. Me parece ver un árbol de hierro.
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