Page 74 - 01. Saga Las Cronicas De Narnia
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—Señora—dijoelReyEdmundo,siustedlomiraconcuidado,veráqueesunpilardehierrocon una linterna en lo más alto de él.

    —¡Válgame Dios, qué extraña treta! —dijo el Rey Pedro—, instalar una linterna aquí en esta espesura donde los árboles están tan juntos y
sondetalaltura,quesiestuvieraencendidano daría luz a hombre alguno.

    —Señor —dijo la Reina Lucía—. Probablemente, cuando este pilar y esta linterna fueron instalados aquí había árboles
pequeños, o pocos, o ninguno. Porque el bosque es joven y el pilar de hierro es viejo.

    Por algunos momentos permanecieron mirando todo esto. Luego, el Rey Edmundo dijo:

    —No sé lo que es, pero esta lámpara y este pilar me han causado un efecto muy extraño. La idea que yo los he visto antes corre por mi mente,
comosifueraenunsueño,oenelsueñodeun sueño.

    —Señor —contestaron todos—, lo mismo nos ha sucedido a nosotros.

    —Aun más —dijo la Reina Lucía—, no se aparta de mi mente el pensamiento que si nosotros pasamos más allá de esta linterna y de
este pilar, encontraremos extrañas aventuras o en nuestros destinos habrá un enorme cambio.

    —Señora—dijoelReyEdmundo—,elmismopresentimientosemueveenmicorazón.—Y en el mío, hermano —dijo el Rey

    Pedro.

    —Y en el mío también —dijo la Reina Susana—. Por eso mi consejo es que regresemos rápidamenteanuestroscaballosyno
continuemos en la persecución del Ciervo Blanco.

    —Señora —dijo el Rey Pedro—, en esto le ruego a usted que me excuse. Pero, desde que somos Reyes de Narnia,
hemos acometido muchos asuntos importantes, como batallas, búsquedas, hazañas armadas, actos de justicia y otros
como éstos, y siempre hemos llegado hastaelfin.Todoloquehemosemprendidolohemosllevadoacabo.

    —Hermana—dijo laReinaLucía—,mi realhermanohabla correctamente. Meavergonzaría sipor cualquier temoro presentimientonosotros
renunciáramosaseguirenunatannoblecaceríacomo la que ahora realizamos.

    —Yo estoy de acuerdo —dijo el Rey Edmundo—. Y deseo tan intensamente averiguar cuál es el significado de esto, que por nada
volvería atrás, ni por la joya más rica y preciada en toda Narnia y en todas las islas.

    —Entonces en el nombre de Aslan —dijo la Reina Susana—, si todos piensan así, sigamos adelantey enfrentemos eldesafío
de esta aventuraquecaerásobrenosotros.

   Así fue como estos Reyes y Reinas entraron en la espesura del bosque, y antes que caminaran una veintena de pasos,
recordaron que lo que ellos habían visto era el farol, y antes que avanzaran otros veinte, advirtieron que ya no caminaban entre
ramas de árboles sino entreabrigos. Yun segundodespués,todos saltarona travésdelapuerta delroperoalcuartovacío,yyanoeranReyes
y Reinas con susatavíos decaza,sino sóloPedro,Susana,Edmundoy Lucía en sus antiguas ropas. Era el mismo día y la misma hora en
que ellos entraron al ropero para esconderse. La señora Macready y los visitantes hablaban todavía en el pasillo; pero
afortunadamentenuncaentraronenelcuartovacíoy losniñosnofueronsorprendidos.
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