Page 2 - 07. Saga Las Cronicas De Narnia
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I JUNTO A LA POZA DEL CALDERO
EN los últimos días de Narnia, muy lejos hacia el oeste, más allá del Páramo del Farol y muy
cerca de la gran catarata, vivía un Mono. Era tan viejo que nadie podía recordar cuándo
había venido a vivir en aquellos parajes, y era el Mono más listo, más feo y más arrugado que
te puedas imaginar. Tenía una casita hecha de madera y con techo de hojas en la horcadura
de un árbol inmenso, y su nombre era Truco. Había muy pocas Bestias que Hablan, u
Hombres o Enanos en aquella parte del bosque, pero Truco tenía un amigo y vecino que era
un burro llamado Cándido. Al menos ellos decían que eran amigos, pero como estaban las
cosas podrías pensar que Cándido era más bien el sirviente de Truco que su amigo. Él hacía
todo el trabajo. Cuando iban juntos al río, Truco llenaba de agua las grandes botellas de
cuero, pero era Cándido quien las llevaba de vuelta. Cuando necesitaban algo de los
pueblos que hay más allá del río, era Cándido el que bajaba con cestos vacíos en su lomo y
regresaba con los cestos repletos y muy pesados. Y todas las cosas buenas que Cándido
traía se las devoraba Truco; pues Truco decía: “Entiende, Cándido, yo no puedo comer pasto
y cardos como tú, así es que lo más justo es que me las arregle de alguna otra manera”. Y
Cándido siempre respondía: “Por supuesto, Truco, por supuesto. Ya entiendo”. Cándido
jamás se quejaba, porque sabía que Truco era lejos más inteligente que él y pensaba que
Truco era muy bondadoso sólo con permitirle ser su amigo. Y si alguna vez Cándido
pretendió discutir sobre algo, Truco de inmediato le decía: “Mira, Cándido, yo entiendo
mejor que tú cómo deben hacerse las cosas. Sabes que no eres muy listo, Cándido”. Y
Cándido siempre decía: “No, Truco. Es muy cierto. No soy listo”. Exhalaba un suspiro y hacía
todo lo que Truco había dicho.
Una mañana, a comienzos del año, la pareja caminaba por la orilla de la Poza del
Caldero. La Poza del Caldero es la poza grande que queda justo debajo de los acantilados
del confín occidental de Narnia. La gran catarata vierte en ella con el estrépito de un
perpetuo trueno, y al otro lado fluye el Río de Narnia. La catarata mantiene a la poza
constantemente bailando y borboteando y removiéndose como si estuviese hirviendo y es
por eso, claro está, que fue llamada la Poza del Caldero. Esto se hace más intenso al
principio de la primavera cuando el caudal de la catarata aumenta con toda la nieve que se
derrite en las montañas donde nace el río, mucho más allá de Narnia, en las Tierras Vírgenes
del Oeste. Y cuando estaban mirando la Poza del Caldero, de súbito Truco señaló con su
dedo oscuro y brillante, diciendo:
—¡Mira! ¿Qué será eso?
—¿Qué será qué? —preguntó Cándido.
—Esa cosa amarilla que acaba de bajar por la catarata. ¡Mira! Ahí va de nuevo, está
flotando. Tenemos que saber qué es.
—¿Es preciso? —dijo Cándido.
—Claro, es preciso —repuso Truco—. Podría ser algo que nos sirva. Lo único que tienes
que hacer es saltar dentro de la Poza como un buen chico y sacarlo. Entonces podremos
darle una mirada.
—¿Meterme a la Poza? —dijo Cándido, moviendo nerviosamente sus largas orejas.
—¿Y de qué otra forma vamos a sacarlo si no lo haces? —dijo el Mono.
—Pero..., pero —balbuceó Cándido—, ¿no sería mejor que fueras tú? Porque ya ves
que eres tú el que quiere saber qué es eso, yo no mucho. Y tú tienes manos, además. Eres